Tenemos que ser capaces de romper la cadena de despropósitos que una y otra vez introducimos para desvirtuar el normal desarrollo de los seres vivos sobre la tierra.
Deberíamos abrirnos de mente y en conciencia, en un proceso de cambio interior. Además del trabajo sobre la tierra, el cuidado de las plantas y las atenciones que ponemos en el desarrollo de nuestro huerto, tendríamos que agregar, el aseo de nuestras ideas, la tranquilidad de la meditación, y el sosiego del silencio.
Deberíamos abrirnos de mente y en conciencia, en un proceso de cambio interior. Además del trabajo sobre la tierra, el cuidado de las plantas y las atenciones que ponemos en el desarrollo de nuestro huerto, tendríamos que agregar, el aseo de nuestras ideas, la tranquilidad de la meditación, y el sosiego del silencio.
El estar enamorados de la tierra debería exigirnos ser humildes con nosotros mismos. Ello nos ayudaría a entender los patrones que habitan nuestro pequeño terreno. Así seríamos capaces, también, de entender los ciclos naturales, con mucha biodiversidad.
En esta serie de fotografías, que tomé ayer, sábado, van mis deseos de enseñaros la sencillez y al mismo tiempo, la hermosura, de nuestras criaturas vegetales. Sólo su contemplación bastaría para sentirse satisfecho, contento y en paz consigo mismo.
Buena semana para todos, en esta segunda quincena del mes de julio.
Bancal de los calabacines, zapallitos y alguna que otra calabaza. Espero que no se crucen demasiado. En el comienzo una gran planta ded melisa.
Las ortigas son plantas muy beneficiosas. Yo las cultivo en el huerto. Pero ésta, se había pasado, habiendo crecido de forma desmesurada entre las plantas de fresa. Sus raíces se extendían una barbaridad. Tuve que arrancarla, porque a parte de invadir el terreno, solía darme algún que otro disgusto al remover las hojas de los fresales. La trasplanté a otro lugar menos peligroso.
Ya empiezan a verse los primeros zapallitos. Una vez que empiezan, ya es interminable su pruducción. Servirán para compartir.
Las aromáticas están todas en flor. Cualquier roce con ellas deja un perfume a su alrededor que embriaga los sentidos.
Hermosa, grande, olorosa, la planta de menta.
Hubo un tiempo que teniendo guardadas una calabazas, alguna de ellas se estropeó y las tiré sin más en la tierra que estaba más próxima. Llegada la primavera, empezaron a nacer las plántulas y tuve que ir eliminándolas. Alguna dejé. Ésta es una superviviente y bien hermosa.
A veces uno piensa: ¡caramba! puse tantas semillas en los alvéolos y nacieron cuatro de ellas y éstas que no las sembré, ahí las tienes, vivitas y sin problemas; todo un misterio.
Este año, las flores, son un éxtasis para la vista, complemento para la sensibilidad.
No me creo que una planta pueda tener semejante cantidad de fruto. Pero como lo estoy viendo...
Aquí tengo la gran noticia: ¡papas de los andes! Me las trajeron de Argentina en el mes de junio. Las puse algo tarde, pero han nacido bastante bien. Si no se presenta ningún contratiempo, las cosecharé para simiente de la próxima temporada y perpetuar la raza. ¡Gracias al amigo Daniel Tiscornia que se molestó en meterlas en la valija!
Unos pepinos sueltos entre cebollas.
Conjunto variado y diverso. A veces el azar y la improvisación me hacen poner aquí y allí algo que no tenía pensado. ¿Va bien? ¡Sigo!
Una menta con varios espigados puerros a punto de tener sus semillas, entre las patatas.
Cebollas Duces de Fuentes, plantadas expresamente para obtener semillas. De momento es un jardín visitado por muchos insectos. Al fondo, tres hileras de maíz.
Hasta debajo de los árboles me he atrevido, este año, a sembrar cebollas, guisantes, puerros y judías verdes. Tienen algo más de sombra que el resto pero de momento, no están teniendo problemas.
¡ Mis preferidas Stevias!
La paja de cobertura hizo crecer la mies. Llené un cesto grande con las espigas. Tuve que hacerlo porque los pájaros estaban dando buena cuenta de ellas. Además quiero guardarlo para empezar a alimentar a unas pocas gallinas que tengo pensado incorporar al ecosistema.
Espero que os guste y os anime a enamoraros de esa parcela que tenéis y de esas plantas que cuidáis. ¡Ánimo! ¡Hasta pronto!