miércoles, 12 de junio de 2013

A LAS PUERTAS DEL VERANO

Una vez más nos encontramos con la gran satisfacción de sentir la gran explosión de la naturaleza en nuestras parcelas, en las que con mucho mimo y cuidado hemos preparado los semilleros, allá por febrero, para vernos ahora rodeados de plantas listas a comenzar su desarrollo definitivo.
Me interesa mucho enseñar qué está pasando en mi parcela para que otros puedan sentir el amor por la tierra.
 
 
 Comienzo de un bancal con una frondosa mata de orégano que da una visión espléndida y reconfortante. A mí me gusta mucho entremezclar las aromáticas entre las plantas de hortalizas.

 
 En este otro bancal, el lugar lo ocupa una bella planta de melisa a la que le sigue una gran cantidad de cebolla de verdeo o cebollinos en flor, que prácticamente no la consumo. Simplemente recojo sus semillas. Su presencia es tan bella que se asemeja a las flores de un jardín.

 
 Aquí está la familia de las aromáticas. Es su sector. Siempre me dan la sensación de estar reunidas en franca conversación, mientras dejan escapar sus aromas embriagadores.

 
Y a un costado de las aromáticas tengo puestos los fresales. Se están portando bastante bien, a pesar de la falta de calor que hemos padecido hasta el presente.
 
 
Pequeña parcela de las coles de Bruselas. De momento se están comportando muy bien. Están escoltadas en los flancos por, de momento, pequeñas cebolletas. Y entre medio, este año he intercalado algunas plantas de hisopo. A continuación, las que se empiezan a ver, son las plantas de garbanzos, muy frondosas.
 
 
 Estas son algunas de las plantas de pimientos que tanto trabajo me dieron. Tuve que plantarlas en casa, al calor de la cocina y del solecito del balcón. Ponlas al sol, tráelas a la cocina, y así, de aquí para allá, durante dos meses. Pero gracias a eso, he obtenido un buen plantel de cuatro clases de pimiento: de un pico, de cuatro, pimentón y amarillo.
De momento no he perdido ninguna planta. Cuando vea que todo va bien, protegeré el suelo con la cobertura de paja.

 
Las tomateras a lo largo del bancal. A su costado también se encuentran las cebollitas jóvenes. Hasta este momento no está habiendo ningún problema.
 
 
 Ejemplar de calabacín muy desarrollado al igual que la planta que tiene al lado.

 
Que es un zapallito.
 
 
Zona de las patatas. Tres surcos en la tabla. En sus bordes he colocado los puerros. Al fondo están algunas plantas de puerros del año pasado que he dejado para conseguir las semillas para la próxima estación. Al fondo también hay una planta bastante grande de menta. Ya contaré, a su tiempo, las conclusiones a las que llegue cuando acabe la estación, respecto a la cosecha continuada de las patatas en el mismo lugar durante tres años consecutivos, utilizando el compost como elemento fundamental. 
 
 
A su derecha, otra tabla con algunas patatas, coles de Bruselas, acelgas, coles de hoja rugosa y algún pepino. De momento todas las plantas gozan de buena salud.
 
 
 Este es otro bancal de tomates que conseguí con siembra en cajas alveoladas y luego repicando a otros recipientes individuales. Una vez desarrollados convenientemente les he trasplantado el día 27 de mayo. Delante se encuentra una planta de alcachofa. Cuando crezcan las tomateras, no creo que pueda sobrevivir porque no tendrá suficiente luz.
 
 
Estas son las habas que puse en su día en el blog cuando eran chiquitas. Ahora están en plena producción. Alguna que otra punta se está contagiando del pulgón, a pesar de las repetidas veces que  he rociado la planta con purín de ortigas.
 
 
 Zona reservada para la vida silvestre y el disfrute de la vista.
 
 
Desde el mismo lugar y levantando la vista vemos todo el huerto.
 
 
 Este es el esqueje de higuera que puse en pleno invierno después de tener las plantas a remojo. ¡Está brotando la primera hoja!

 
Sector multi de todo. Están las parras jóvenes, las margaritas, el hinojo, la manzanilla, la achicoria, los árboles frutales, las caléndulas, los gladiolos y la consuelda.
 
 
Sector de lechugas. Unas, plantadas y otras que han nacido solas, a partir de semillas de otras del año anterior. Siempre aparece alguna cebolla en flor porque quedó de la temporada pasada.Casi nunca quito las plantas que nacen solas o que se quedan olvidas en el bancal.
 
 
Un aspecto de una parra, depués del daño sufrido por las heladas tardías. Parece que se han recuperado, por lo menos los racimos asoman prometedores.
 
 
 Los pobres guisantes, invadidos por la selva enmarañada de múltiples hierbas. No quiero urgar mucho porque, sin querer puedo arrancar las plantas de los guisantes.

 
También prometen las manzanas y las peras a pesar de lo que sufrieron los árboles con los fríos retrasados.
Espero que hayáis disfrutado y que os sintáis inclinados a continuar con el  cuidado por esas plantas que tenemos y por esa tierra que tanto nos da y alegra. Un abrazo a todos y a todas.