domingo, 13 de enero de 2013

Empezamos el año 2013

Entrar en el invierno, por nuestras latitudes de Castilla, acobarda al más valiente. Aunque uno se va acostumbrando y termina siendo parte del paisaje. Hacemos como algunas hierbas, que todo lo aguantan.
Ahora el huerto descansa. Está aletargado. Parece que nada se mueve. Pero solo parece. Porque el suelo está vivo. Dentro de su seno viven muchos seres que silenciosamente siguen trabajando en él.
Con el suelo medio helado, tuve que mover algunos sectores de tierra para ahuecarla un poco y ahí estaban ellas, las incansables lombrices de tierra. Rápidamente las tapaba para que no sufrieran.
Y en estos días de frío y lluvias, uno se queda más tiempo en casa y se tiene más tiempo para programar las actividades de la próxima estación.
Yo me dibujo el esquema del huerto y allí, sobre el papel, voy anotando la distribución de los sitios donde irán las plantas. Anoto en él la fecha de la preparación del bancal, la fecha de la siembra y, mirando el calendario  biodinámico, elijo la mejor fecha para los primeros semilleros.
Como sé que a más de uno le puede interesar consultar el calendario, incluyo el de enero, con permiso de sus autores y en memoria de su fundadora, María Thun, que en febrero del año pasado, concretamente el día 9, "pasó por el umbral hacia el mundo espiritual".
Yo le estoy inmensamente agradecido por la labor que ha desarrollado en pro de las estrellas y de las plantas, a lo largo de su vida. ¡Gracias, María, que disfrutes de esas estrellas que tanto estudiaste y amaste!
Os animo a que en vuestros trabajos, siembras, cultivos y cosechas os orientéis con el calendario biodinámico.
Yo estoy empezando a notar que mi huerto está respondiendo a mis espectativas. Noto que nos vamos entendiendo, o mejor, que he llegado a ser consciente de que no debo hacer las cosas a mi estilo, sino integrarme en ese medio, que es el terreno de mi huerto, con sus matorrales, sus hierbas, su tierra, sus árboles, mis herramientas y todos los seres que por allí pasan.
Ya no miro con desprecio a las "malas hierbas", porque no son malas, aunque las controlo.
Y, sobre todo, estoy contento porque  mi suelo está vivo. Hago todo lo posible para mimarlo, dándole esa cobertura que necesita para que pueda mantener activa la vida microbiana.
¡Qué pena me dan las tierras de mis vecinos, siempre desnudas! Llega el otoño, se terminan los cultivos y aparece la mulita mecánica. Aran y  ahí se queda la tierra, desprovista de su natural cobertura. Y ella, ¡vuelta a empezar!
¡Cuánto trabajo inútil!
Dentro de nada vamos a empezar con los primeros semilleros. Ya sé que algunos/as llevan tiempo con ellos, pero es que la ventaja de su bonanza climática se lo permite. A nosotros, los de estas latitudes, la naturaleza nos tiene un poco de rabia. Pero es lo que tenemos y con ello debemos trazar nuestros parámetros de huerto sano, vivo y productivo.
A todos un fuerte abrazo y ánimo, que la nueva temporada está ya en puertas. Sigamos con nuestra locura de amar intensamente la naturaleza.

 
 
 Este es el plano general de la parte izquierda del huerto. Los primeros bancales que construí son los números 1, 2, 3 y 4. Luego he ido agregando el 5 y el 6. Su longitud ronda los 10 metros, con un ancho de 1,20 m. Los pasillos son de 50 cm.
Aquí está la parte derecha. Aquí ya no hice bancales, sino tablas. Su nivel es el del suelo. Lo prefiero para cultivos como la patata, los melones y las sandías, los fresales y las hierbas aromáticas. Aunque luego se mezclan con otros cultivos menores. Su longitud es de 7 metros y su ancho es de algo más de 1,20 m en las tablas 1 y 2. En la 3 y 4 he respetado la medida de 1,20 m.