viernes, 8 de julio de 2011

“AGRICULTURA SIN VENENOS” o el nuevo arte de hacer compost:

Consecuencias y resultados obtenidos por Alwin Seifert en éste, su libro, después de 40 años de trabajo solitario y perseverante.
  1. La vida subterránea responde de manera perfecta a esta idea de Goethe: “Lo vivo no es simple; siempre es múltiple”.
  2. Del mismo modo que no se fertiliza al ser humano con sales disueltas sino que se alimenta con sustancias orgánicas muy variadas, no se puede fertilizar la vida de la tierra: hay que nutrir esta vida con residuos animales o vegetales, muertos o que estén muriéndose. En cuanto a los elementos minerales, la vida microbiana los toma de la tierra.
  3. Lo que es indispensable para la vida microbiana es el humus. Lo crea ella misma a partir de elementos básicos.
  4. Su capacidad más importante es la capacidad de curar, de sanar su entorno. A medida que la vida subterránea puede desarrollarse, la tierra se hace más sana y fértil, y la planta a su vez, se vuelve más sana y resistente frente a sus enemigos.
  5. Para que la planta sea suficientemente rústica como para resistir a todos los parásitos, a todas las enfermedades, todas las raíces tienen que introducirse en una tierra dotada de una vida microbiana intensa.
  6. Todo debilitamiento de la vida microbiana debilita la resistencia de la planta a las enfermedades y a los parásitos.
  7. Esta vida es dañada y a veces totalmente destruida por los métodos de la agricultura moderna. Los laboreos muy profundos alteran las capas de tierra pobladas por diferentes microorganismos. Lo mismo ocurre con el empleo de maquinaria como las fresas, que al introducir demasiado aire a la tierra descomponen el humus. El paso de vehículos demasiado pesados compacta la tierra, que entonces no tiene suficiente aire para los microbios. Pero la acción nefasta consiste en matar la vida microbiana al aumentar la presión osmótica del agua subterránea, con todos los abonos solubles, sean orgánicos, minerales o de síntesis, - los únicos abonos inocuos son probablemente las escorias Thomas, los fosfatos naturales y las rocas en polvo, que tienen que ser solubilizados por la vida microbiana. Ni que decir tiene que el empleo de plaguicidas y herbicidas no es menos peligroso.
  8. Al combatir los parásitos y las hierbas con venenos, se provocan ataques parasitarios crecientes que obligan a utilizar venenos cada vez más potentes. ¡Qué situación tan curiosa! Al gastar millones en abonos químicos y herbicidas, el hombre ha producido una creciente cantidad de parásitos y enfermedades, y al querer combatirlos tiene que gastar otros tantos millones. El ser humano se encuentra en un círculo vicioso.
  9. Es posible crear una vida microbiana intensa provocando la descomposición de desechos vegetales y animales. El compost así obtenido se incorpora a la tierra.
  10. El rendimiento de los cultivos fertilizados con composta (con la esporádica adición de otros abonos orgánicos) iguala al del cultivo ortodoxo. Los productos de esta agricultura son superiores en gusto, conservación y en cuanto a su acción sobre la salud.
  11. Albrecht von Thaer aún no conocía la vida microbiana. Pero estaba en la buena vía cuando decía que el humus era la base de la fecundidad. Justus von Liebig tampoco conocía la vida microbiana, pero como técnico y químico llegaría a impedir la acción benéfica de los microorganismos.
  12. Los agricultores no pueden saber hasta qué punto la vida subterránea se muestra como una verdadera maga para todo aquel que reconoce en ella un organismo de orden superior. Sin intervenir, dejándola hacer, verán sus prados trasformados, produciendo, sin abonarlos, forraje en mayor cantidad y de mejor calidad que el de sus vecinos infatigablemente ocupados en asperjar lisier y esparcir abonos sintéticos.
  13. La vida subterránea manifiesta aún de mejor manera sus beneficios y perfecciona la relación tierra-planta-animal-hombre ejerciendo sus fuerzas curativas. El forraje crecido sobre composta de procedencia vegetal y animal, es capaz de curar los animales enfermos. Y los alimentos nacidos de una tierra fertilizada con composta se convierten en las medicinas del hombre.

viernes, 1 de julio de 2011

EL HUERTO ENTRE MAYO Y JUNIO


Vista general del bancal de las tomateras.


Las plantas ya tienen buena presencia y se les ve saludables.




Los guisantes se inclinan por el peso de las vainas.





El bancal de las patatas se está desarrollando en condiciones óptimas. El efecto del compost ha hecho que las plantas crezcan sanas y sin el ataque de los escarabajos. Unos repasos diarios, vigilando la presencia de depredadores, ha sido suficiente. 



Vista general de tres bancales: empezando por la izquierda, el de las patatas; luego le sigue el de los guisantes; y por último el de los tomates. Entre las plantas se intercalan muchas flores de caléndula.




Las tiernas plantas de berenjena recién trasplantadas.


Y algunos días después. Si la tierra está desnuda es porque temporalmente tomé la precaución de protegerlas contra las babosas. Luego se acolchará.


Hé aquí el bancal de varias cucurbitáceas. A veces, la belleza de las plantas, justifican las fotografías que de ellas he obtenido. Es por ello que me he deleitado en su prestancia y majestad. Que disfrutéis de su hermosura como yo lo hago a diario.









Acá tenemos los zapallitos argentinos. ¡Qué belleza de planta!







Planta de melón en sus primeros momentos de desarrollo, que es cuando es más vulnerable.


La misma planta 20 días después. Han salido todas las plantas airosas de los ataques de los pulgones y de la visita de las hormigas. El compost en el que fueron plantadas es la causa de dicho desarrollo.



Vista lateral del espacio ocupado por las judías verdes empezando a trepar.





Lechugas y achicoria protegiéndose mutuamente y sombreando el bancal.


Algunas lechugas que salieron sin ser plantadas. Su desarrollo, como se puede apreciar, es francamente exuberante. 

Planta de Melisa y de Ápio en flor al comienzo del bancal de las patatas.


Las acelgas empiezan a desarrollarse de forma fecunda y generosa.


Las plantas de pimientos también se muestran sanas y prometedoras.


El orégano es, en estos momentos, una planta digna de ser contemplada.


La sandía, al igual que el melón, empieza su desarrollo fructífero con sus primeras flores.


Flores de zanahoria que harán posible la recolección de semillas para las próximas siembras.


Tres pequeños surcos de maíz para enriquecer la biodiversidad del ambiente.


Pequeña planta de coliflor. La tierra está desnuda momentaneamente.


Lombardas junto a las coliflores.